martes, 4 de noviembre de 2014

Roberto Raschella en Lecturas en el CCC


Roberto Raschella



Nació en Buenos Aires, 1930. Es maestro, escritor, poeta, ensayista y crítico de cine. A partir de 1959, y durante más de treinta años, fue maestro de educación elemental, tarea que compartió con la escritura de poesía, novelas, guiones y crítica de cine. Ha traducido, entre muchas otras, obras de Dante Alighieri, Nicolás Maquiavelo, Luigi Pirandello, Pier Paolo Passolini, Italo Svevo y Gabriele D’Annunzio. Ha colaborado en diversas revistas de cine, como Cinema NuovoCinecríticaTiempo de cine y Lyra, y en revistas culturales y literarias, como InnombrableLa ballena blanca y El jabalí. En 1999, recibió el premio Boris Vian y, en 2004, el segundo Premio Nacional de Novela, otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación, ambos por la novela Si hubiéramos vivido aquí. En 2005 obtuvo la beca Guggenheim. Es autor de las novelas Diálogos en los patios rojos (1994), Si hubiéramos vivido aquí (1997) y La historia que nunca les conté (junto a Mariano Fiszman, 2005), y de los libros de poesía Malditos los gallos (1979), Poemas del exterminio(1988) y Tímida hierba de agosto (2001), reunidos en el volumen que FCE ha editado junto al libro. Fondo de Cultura Económica ha editado La casa encontrada. Poesía reunida, 1979-2010 (2011).



XXV

Son los hermanos. Ellos nos llaman
desde el fundamento mismo de las familias:
es el misterio de los destinos diversos
del hombre y la mujer semejantes,
el juego de la razón y sentimiento,
de violencia y bondad, de azar y
voluntad. Hermanos, separados
por el espacio que deviene siempre tiempo, 
después de dolorosa infancia. Hacia ellos
partimos tú y yo, una y otra vez, hacia ellos,
hacia el origen -me contabas,
me contabas de la abuela silenciosa
enloquecida del frío que llevaba
en las vísceras como la oscura revelación del crimen
contra un pueblo-. Partías, partías,
y yo te acompañaba en el alma,
rosa de los vientos reencontrada.


XXVI

Puede ser, puede ser: por un tiempo
trabajaré con un solo ojo, y
te miraré cruzando de nuevo
por los lugares de cada día,
un poco velado por las nubes
de mi ojo inerme. Pero mi ojo bueno
ya ve el mundo con claridad
de viejo niño, y los colores nuevamente
surgentes son la gloria de la materia
tanto tiempo ignorada por mí,
y también, por qué no, 

el amado naranjo en flor

XXVII

Alcémonos, tú y yo. La luz sin llegar
a muerte ilumina el rostro, un óvalo
aldeano que avanza hacia mí
como un sueño sobre el lecho todavía
flagrante. Tan dulce como crueles
las flores amanecen detrás de las ventanas,
espejos de nuestro amor. Las flores,
soberbias de lenguaje, como una herida fresca
apenas sufrida en la noche,
que se aleja de ti, de mí.

Fragmento de La casa encontrada.

La casa encontrada. Poesía reunida de Roberto Raschella. Editado por Fondo de Cultura Económica. 

martes, 30 de septiembre de 2014

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Septiembre en Lecturas en el CCC


Poetas jóvenes en la Primavera del CCC




Maximiliano Diomedi


(
Cuando el cráter cayó ninguno de nosotros había nacido / todo era nada / el principio / ¿qué historia sin lengua quedó guardada para siempre debajo del asfalto? / ¿cuán-tas lágrimas lloró la tierra cuando a pura brea la hicieron callar? / lapidación / Colón y los durmientes / galpones oxidados, sus corazones.
¿Y cuándo fue que prendieron el matafuegos? / ¿qué llama inofensiva quedó titilando para querer matarla con gas lacrimógeno?
)



Maximiliano Diomedi nació en Bahía Blanca en 1980. En FM La Tribu está al frente del programa Patologías Culturales, por el que han pasado infinidad de músicos, poetas y artistas a lo largo de diez años. También co-conduce La Otra Radio.- junto a Oscar Cuervo y, además, este año publicó su primer libro de poesía titulado Fortaleza. Espera hacer lo propio con un disco de canciones.






Juan Esteban Linares


Desplazada por los basurales

Desplazada por los basurales, la ciudad lindante.
Hojas de lata, cortezas de pan, cascos,
toros de plaza, tanques australianos sordos de no poder
la gárgara del molino, chatarra, madrigal de ratas y faunos.

Un murciélago de aluminio pasa silbando sin aire.
Como el tabaco que arde hacia un reino de humo,
la ciudad a los basurales. Estómagos calientes bajo el sol,
sacos de té, neumáticos desdibujados,
gafas sin aumento, cristales sin marco.
Un niño de hueso, soñoliento,
sin hambre, se detiene.
Cánulas, sondas, tramperas que murieron salvajes, asfalto
rutero quebrado por desgracia de invocar el espejismo, cadáveres,
fiambres, el pupitre podrido, el gusano podrido,
la manzana, esperma, pastillas gastadas.
Una boa sin vientre atraviesa reptando la alambrada…


Juan Esteban Linares nació en Bs As en 1989. Es músico y poeta. Sus poemas fueron editados en la revista Oliverio y en varias antologías, entre las que destaca Terreno Literario (2005), y Última Poesía Argentina (2008), de Ediciones en Danza. Participó en diversas lecturas en festivales de poesía y encuentros literarios. Es integrante del grupo Hiram y también tiene desarrollada una veta solista donde interpreta canciones propias con guitarra o piano.







Florencia Abadi



VI

Estuve probándome tu ropa
la remera color salmón, la del cuello celeste, la japonesa
nada como ellas para conservar
la forma de tu cintura,
grabada sólo a medias
en la mía

estuve mirándome
en el espejo
estuve probándome
tu cintura,

todavía no quise tocar los zapatos.



Florencia Abadi nació en Buenos Aires en 1979. Es doctora en Filosofía por la UBA, becaria posdoctoral del CONICET, y docente de Estética. Ha publicado los libros de poemas Malaluz (Persé, 2001) y Otro jardín (Bajo la luna, 2009). Sus poemas, publicados en diversas antologías y revistas literarias, han sido traducidos al alemán y al inglés.



Maite Esquerré


parturienta o la lechuza

no parás de parir
robás el semen de todos los machos
matás a los hijos cien veces más
de costilla nacés
al borde del mar rojo
clamás por los ángeles
tres cadenas alrededor de tu cuello
te convertís en noche
no querés hacerlo así
mejor vos arriba cabalgando
te echan Lilith cerrás todos los bares
andás servida y desgreñada
tu pelo brillante y enrulado como hechizo
la leche cuajada los pezones reventados
sos hermosa en vos la primera
y la última


se muerden la cola



Maite Esquerré nació en Bs As en 1984, pero vivió buena parte de su vida en Villa Mercedes, San Luis. Es Licenciada en Arte Dramático, y cursa el Profesorado en Teatro, en la UNCuyo. En Buenos Aires, se formó con Guillermo Angelelli y su último trabajo como actriz fue Palacio Lanusse. Este año participó como ponencista en el Dramatiza (Encuentro Nacional de Profesores de Teatro). Sus poemas han sido publicados en sitios virtuales como Un caos lúcido y la revista mexicana Ombligo. Actualmente, coordina el taller Palabras Desmontables y está por publicar Nina nombre de guerra, su primer libro de poesía.

lunes, 11 de agosto de 2014

Pablo Dumit



Nació el 21 de agosto de 1969 en San Miguel de Tucumán – República Argentina. Desde 1987 participó en diversos recitales y tertulias literarias, destacándose el ciclo de recitales En La Calle, festival Por La Vida y La Libertad- organizado por organismos de Derechos Humanos, en El Patio de Mi Ciudad.Distinto Tiempo- con Coqui Sosa, en el Taller Cultural Nonino; Poemas de Partida - con Lucho Hoyos, en el Centro Cultural de la Universidad Nacional de Tucumán.
Integró los grupos Jo.e.tuc .y Poesía Norte hasta 1989 con los que organizó, entre otras cosas, la Muestra Itinerante del Poema Ilustrado, participando junto a los plásticos Rubén Giménez, Rodolfo Abella y Ernesto Dumit.
Desde 1990 formó parte de la Comisión Organizadora de los Miércoles Literarios del Teatro El Galpón. Fue productor y conductor del programa radial Cuando el Arte Ataque, en Radio del Noroeste F.M.
En 1991 publica su primer libro Poemas para andar despiertos.
En 1992 fija residencia en Buenos Aires donde, como artista invitado, comparte escenario con Coqui Sosa –A.T.E., La Casona del Conde de Palermo y Café Tortoni; con Claudio Sosa –Centro Cultural de La Rivera (San Isidro) y con Yuca –Anfiteatro del Parque Centenario.En diciembre de
1995 viaja a San Martín de los Andes a participar del XIII TRABÚN –encuentro de los pueblos-.
En mayo de 1996 viaja a Posadas al primer AVAMBAE –cosas que pertenecen al hombre- Encuentro Internacional de Artistas y Artesanos.
En diciembre de 1996 vuelve a participar del XIV TRABÚN.Durante los últimos años realizó trabajos de composición con Lucho Hoyos, Claudio Sosa, Laura Vallacco, Coqui Sosa, Luis Fernando Gómez Salas y Topo Encinar (MULALMA), quienes, en distintas circunstancias y en las más variadas formas, aportan su talento para el nacimiento de nuevas canciones.
En 1993, la editorial Santos Vega, publica Antología Universal de la Poesía Amorosa, donde incluye poemas de su autoría, entre otros contemporáneos y algunos clásicos.
En 1996 publica Poemas para quitarse la muerte, realizando presentaciones del mismo, en la ciudad de Avellaneda (Pcia. de Buenos Aires), y en el Centro Cultural de la Universidad Nacional de Tucumán ante numeroso público.Entre 1994 y 1997, junto a Claudio Sosa recorre escenarios de Zárate y La Plata (Provincia de Buenos Aires).
Durante el año 1999 participó de recitales con Laura Vallacco y La Polaca, entre los cuales se destacan el ciclo Canciones Graves en Oliverio Allways y recitales en El Aleph, Megafón y Peña El Tasso.
En los últimos meses participó como invitado en las grabaciones de los discos de Clara Fazzari, La Cuerda y Topo Encinar, acompañando la presencia de algunas canciones de su autoría.
En Diciembre del 2001 participa del 1° Encuentro de Músicos Independientes Río Cuarto "Canto Necesario, Canto Compartido" en Río Cuarto - Córdoba.En Octubre del año 2003 edita su tercer libro El sol sobre las cosas perdidas
En Junio de 2004 participa en el Cuarto Encuentro de Músicos Independientes en Tucumán En el 2005 Claudio Sosa Incluye en su disco En son de la tierra nueva dos canciones en co - autoría con Pablo.
En Septiembre apareció el CD Corazón Libre de Mercedes Sosa, incluyendo el tema País, con letra de Pablo y música de Coqui Sosa. Este tema ya había sido grabado con la participación de Mercedes en el disco Homónimo de Coqui.


Agosto en Lecturas en el CCC
























era - pablo dumit

todo era de un color neutral
la noche
el agua
el beso

todo era de un sonido lento
el jueves
el despertar
las manos

todo
o casi todo
era de un rubor ajeno
las compañías
los viajes
el soplo con que una mujer
dice
soy
viajo
nombro

todo
obedecía
a ritos de olvidados
a conjeturas de ciegos
a gestas casuales con
equivocados y dispuestos

oscurecía en mi nombre
como en una ciudad sitiada por los pájaros

estaba solo
en medio de una tarde
gustando de ver lloviznar
como llorito de un animal de la niebla...

todo era
el sueño de un penitente
el pasado de un verdor
el misterio de unos ojos...

en uno de esos cuadros
se ve partir hacia la nada
mi última pregunta

están tus mejillas allí...
con luna de candela
y señal
otra señal
de que los tiempos son para si
puertos de luz

tu presencia
no detiene el paso de las horas
pero cambia mi mundo

como un beso
la velocidad de la sangre
como una mano
el latido de la otra...

como un dulce miedo de quererte
cambia
el azul de la palabra ayer
por el rojo
de la palabra porvenir.../ 

lunes, 9 de junio de 2014

Jorge Ariel Madrazo: Biografía y poemas




Jorge Ariel Madrazo (Buenos Aires, 1931). Exiliado en Caracas entre 1975/1983. Es autor de más de una docena de poemarios. Cuerpo Textual obtuvo Segundo Premio Municipal en 1987. Los más recientes en Poesía: De mujer nacido (Alción, Córdoba, 2003). Teoría sobre ella (plaqueta, Vinciguerra, 2004). De vos (El Mono Armado, 2008 y 2012 y Ayer decías mañana (Ruinas Circulares, 2012). 
Inéditos en Poesía: el poemario Cantiga para ella y la antología personal Algunas escenas del mundo (en prensa, Ediciones La Cabra, México, con prólogo de la poeta Marta Braier). 
En narrativa: los libros de cuentos Ventana con Ornella (Bs. As. Letra Buena, 1992) y La mujer equivocada (Ediciones perse, Bs.As. 2006).
También: Quarks (microficciones, Ediciones Al Margen, La Plata, 2006) y la novela Gardel se fue a la guerra (Ediciones Centro Cultural de la Cooperación, 2011, Primer Premio Eduardo Mallea período 2003/2005 - Ciudad de Bs. As.).
En ensayo: Breve historia del bolero (Venezuela, 1979) y El Anticristo (Madrid, 2004, Ediciones Círculo Latino).
En traducción: En 2005 obtuvo el Primer Premio Ibby Internacional (International Board on Books por Young People) a la mejor traducción, por sus versiones de dos libros de relatos de Jack London – Editorial Colihue, Bs. Aires.  
También premiado por la Sociedad de Poetas del Brasil por sus versiones de poetas, narradores y ensayistas de ese país.
Invitado a Festivales internacionales de poesía en Colombia, Cuba, Brasil, España, EEUU, Irlanda, México, Perú, Uruguay y la ex Yugoslavia. I
nvitado con otros cuatro poetas argentinos a lecturas y disertaciones, con motivo de una antología bilingüe en Francia (Paris  y Poitiers, 2010)
Integra el Consejo de Redacción de la Revista de Poesía y Reflexión «Trilce», de Concepción, Chile.

Miembro Honorario de la Academia de Letras del Nordeste de Brasil.


de “Para matar el tiempo”

¿Es una nada que simula un todo?
¿el sólido vacío en que algo nace?
vuela tu mano, sangra, reza, yace:
alma prensil con que escribís tu todo
mejor dicho: te escribe -mano a codo-
la palabra-poema, donde pace
tu buey tan ojos que el dolor enlace,
que lo lleve a otro mundo, donde el modo
de ser vos mismo es, sin más, ser nadie
y allí al fin te disuelvas, luz y estrella
amando el raro amor que otorgó vida

a tu otro-yo: tu muerte renacida.
Jamás la muerte resultó tan bella.
Vivo estarás, mientras tu muerte irradie.



de "Ella"



SORBÍA TU PERRO A MATINALES
lengüetazos (ah la perruna obcecación)
sorbía la mañana en pote o en jarra, cómo
saberlo, oíase tan sólo
charco de
lengua y
sorbía él - sorbíamos vos, yo, en lábiles
tazas- la leche agria

capaz de aquietar almas que alman
cosas como tazas o
como perros o como este
sentimiento que no es
ni perro ni
taza ni música
pero alumbra como mil faros
de alejandría este sentimiento o perro
o

lluvia y luego ver:
no hay no hubo esa
agüita del cielo la
creamos el perro, y vos y yo y
un sentimiento que no digo que
mejor

anochezca
si todo cuanto decirte
pueda lo sabes y
si no
lo sabes quizás nazca
otro perro cuya lengua

otra lluvia cuya lengua
te susurre

leche
amanecer
negra iguana te
susurre y ya

está me escondo no
juego
más




de "Mundo y lo demás"



LA BASURA DEL YO
flota en lago de cera

corrompen a aquel hombre
sus fúnebres vapores

Mientras él interroga
a un terco fantasmita

con cabeza de oráculo
y destino de larva

la basura del yo
le asfixia boca y alma

alimañas, rincones
de víscera llagada
repitiendo los síntomas
de aquel yoíto enfermo

que siempre dice “yo”
sin sospechar su índole

un tigre lo devora
hasta que al fin comprende:

su no-yo lo convoca
al reino de la pluralidad




de "Teoría sobre Ella y otros poemas"


ELLA ES UN FELINO, HIENDE SU
cuchillo
en el vientre en el
cerebro
en los párpados flagrantes
Si la buscan dice que no está
pero salta -bella de
noviembre-
cuando menos se
la espere

es la foto entredientes
que no se puede revelar
el riesgo de enfrentar fieras del trópico
por placer y
porque sí

Ella asalta sin más armas
que un espíritu
llameante
un cuerpo en perenne ignición

Es la mejor dentro de su especie

Devora su presa
al
anochecer



viernes, 9 de mayo de 2014

Poemas de Dolores Etchecopar



9

¿de dónde sopla el viento que abre
las pequeñas jaulas
de la memoria?
el mar está prohibido  dijo una voz
que salía del mar
el mar de las desapariciones
vivíamos allí
¿se puede?
a ciegas tanteo esa sustancia oscura
que atraviesa mi cuerpo día tras día
¿dónde estoy?
ahora levanto uno de sus miles de brazos

y para esa mano más fría que el mar
que me tienden desde la costa
sólo tengo la mascarilla
de la Madonna de los gritos

7

niña helada en una canciónde cuna y de tumba
con cuánto esmero te envuelven
los cordeles los pasos de tu madre
la tardanza de un amor
que teje tu rostro sin descanso
¿qué alimento es ése que tomaste
en el frío
cuando ya no había nada?

cortaron tu bretel de nubes y de nieve
te sacaron del alma del mundo
ultrajaron el obsequio
de tu rostro huyóun jaguar
a la vista de todos

niña larva
apunada de soledad
te doy asilo en mi aliento
en mi protesta
ábrete
hazte unas manos
para levantar de tu pecho y del mío
una casa
hazte un comienzo
en la música
y el rugido
del animal más lento

60

en la foto tu mano se levanta
saludándome
mi trineo se desliza por la nieve
y la infancia

una mano se levanta y me saluda
quizá no haga falta otra cosa

18

en mi casa algo grave le sucedía al silencio había hielo
en un ojo un jardín aterrado era el otro
en la oscuridad nevaba los pasos de mi padre
rápidos llegaban en un día a todas mis edades y entraba
esa luz en mi oído esa luz que quieren los árboles
para tocar el día más allá de sus ramas
más allá de sus frutos heridos por el hielo
yo quería tocar la mañana de esa ciudad
que se iba en los trenes


14

cuando yo tenía tres años
en el dibujo que coloreaba
siempre quedaba una punta
que se salía del contorno
todavía falta  volvías a decirme
condenando el defecto
cada vez que te mostraba mi dibujo
(eras mi hermana dijeron)
durante años estuve borrando
lo que se pasaba de la raya
pero fue inútil
vuelve a brotar insistente
perdurable el defecto
aunque ya no hay nadie allí
donde sigues señalando
el defecto avanza por su cuenta
resquebraja los muros
como una briosa maleza
que ya no quiero arrancarme
tengo para él
otro alimento
otros parientes

32

el sonido de la tormenta
estuvo aquí

el silbido del desastre

un disparo a la intemperie
del corazón

miles de flores amarillas
cerrando sus puños

dejarlo solo entre los pájaros
y la sangre

¿dónde está el cielo?

dejarlo cerca del agua que lava el corazón

ciérrenme les digo a mis ojos
quiero ir en las alas de la lluvia
a su tumba

dejarlo solo en el paisaje

hay que caminar hasta el cielo
para encontrar esa espiga sola
derribada en los ojos
de cada uno

30

ya casi nadie usa papel y tinta
espero que tu carta me llegue de otro modo
que se lean tus palabras
en mis manos
cuando las miro
porque dejan de aferrarse
¿o son mis arrugas tu escritura?

te escribe en la cruz de la puerta
que atravesaste

cuidáme del frío de las palabras
que te envié hace mucho
y ahora me devuelven sin abrir

53

antes de irse
cerró los ojos de cada cosa
que la rodeaba
la mesita de luz         un pañuelo
sus lápices
el jardín       su rosario
los ovillos de lana cerraron los ojos
no volvieron a mirarme
antes de irse
ella me dio la espalda
y el mundo




Dolores Etchecopar, poeta y artista visual, nació en Buenos Aires en 1956. Publicó los siguientes libros de poesía: Su voz en la mía (Corregidor, 1982), La Tañedora (El Imaginero, 1984), El Atavío (El Imaginero, 1985), Notas salvajes (Argonauta, 1989), Canción del precipicio (Grupo Editor Latinoamericano, 1994) y El comienzo (Hilos Editora, 2010). Sus poemas integran varias antologías. Entre los años 1999 y 2000 creó con otras poetas y artistas el grupo de poesía oral y acción poética El pez que habla. Actualmente dirige el sello de poesía hilos editora.

miércoles, 23 de abril de 2014

Abril en Lecturas en el CCC


Poemas de Santiago Sylvester


La muerte es provisoria…

La muerte es provisoria, pero la vida está definitivamente aquí,
aunque todo indique lo contrario:

en el gusto que el café deja en la boca,
en la brasa que se consume sobre el cenicero,
en el rugido de los automóviles, más allá de la ventana,
y también en la memoria que gira en sentido contrario a las agujas del reloj,
/contradice a las aves migratorias, sube escalera abajo/
y se salva de la destrucción.

Pero el misterio es éste: lo que se rompe tiende a recomponerse,
lo disperso a juntarse
y a unirse lo que nunca ha tenido relación.

No se trata ya de la unidad,
sino de quién pega los pedazos:
como está la cicatriz en el centro de la herida,
el remiendo en el secreto de la tela,
o el sentido de este café, que no está en ninguna mesa
/sino en el camarero que, al desplazarse, integra.

El misterio de la dispersión
consiste en que no hay dispersión:
cada uno, aún a su pesar, termina estando en su sitio.

(De Café Bretaña)



Mujer en la esquina

De lo que se trata es del intercambio: ella tiene hambre, yo
no tengo conocimiento; y si cada uno espera que caiga su ración del cielo, ya podemos despedirnos sin aliviar la carga.

Siempre ha habido estos pactos: ella, con un naipe distinto

en cada caso, yo eligiendo la carta para ver si acierto;
ella, yegua de Parménides llevándome camino arriba, yo
olfateando el rastro con precipitación;
y así, necesitados ambos de lo que el otro tiene y no guarda
para sí, buscamos lo excitable de la especie para alcanzar el peso, la saliva del otro, la célebre unión de las mitades.


Ella siempre con historias exitosas (todas tristes), y yo

atestiguando lo que he dicho:

que si espera en la calle
se debe al intercambio,
si entra en el bar y llama por teléfono,
si disloca hasta morir la mandíbula del alma
y se ríe cuando corresponde llorar
se debe al intercambio: esas partes separadas en
busca de lo mismo.



Y es todo lo que sé.

Pero ella sabe más:

sin salir de la esquina
conoce el mar por el tripulante a deshora,
el mercado por el olor de una manos,
la vaca por el carnicero;
y si no quiere ni oír
hablar del corazón, acostumbrada
como está a la charla,
es porque sabe que ahí cruje la madera.
El corazón es puro esteticismo. 

 (De Escenarios)



Dean Funes


Es bueno que una vez y otra
el día arañe de este lado: bueno
para empezar el día aquí, con los ojos abiertos,
con los ojos cerrados: en la doble tarea de recordar y olvidar,
de aprender y olvidar, de (jadeando
con la lengua afuera)
mirar intensamente todo
y retirar la mirada: cara y contracara
de una misma intensidad, de un
solo sobresalto
que soy yo.

Se dice, por ejemplo, aquí empezó todo, contando
con la aceptación de la memoria;
se dice fácilmente, como debe ser,
que aquí está la memoria
y la fascinación de recordar, aunque haya que irse para que la fascinación exista.

Donde estuvo la madre
queda la división de las aguas: donde
estuvo la madre
queda el balido con su pequeña condición:
donde estuvo la madre
queda fijo el encantamiento de decir aquí estuvo.

( De Calles)



Posiblemente el unicornio


Un unicornio mira desde tierra firme el Arca de Noé: lo

olvidaron al cerrar la compuerta.

Después vino la lluvia, y otra vez la lluvia. Peces,

pájaros y caimanes, más los zancudos que caminan sobre

el agua, tenían su habilidad

y no sufrieron sobresalto en la cuarentena más húmeda

que se recuerda;

el unicornio, sí.



Elefantes, caballos,

quirquinchos y corzuelas

estaban bajo techo en la chalana célebre

cuando se vino abajo el cielo inhóspito: cabras, gallinas

y tortugas (“ese

interesante animal que es a la vez

animal y domicilio”)

iban a salvo de cualquier diluvio;

el unicornio, no.



Por este olvido llegan de vez en cuando noticias de algo

que se perdió en un mapa antiguo, en algún

pergamino tapado varias veces por el polvo: señales

confusas que ya vienen de ninguna parte: restos flotantes

desde antes que el tiempo se volviera historia.



Y sólo queda el olvidado, el que no pudo ser,

el que dice cuando un artista atacado por el virus místico

lo rescata en un tapiz o en el cuadro de alguna sacristía:

“nací perdido y no quiero que me encuentren”; y mira

desde tierra firme.

(De La palabra y)



XVII


Hoy

un contagio de mirar

como hay otro

contagio es el de no estar en el lugar correcto,

contagio de la década pedida que se llama

fracaso.

Fracaso

que se esconde en cualquier parte

y desde allí avanza hasta ocupar la respiración.



Pero el fracaso es selectivo, elige

con cuidado cada uno

con su fracaso propio, como la muerte propia a la manera organizada

de Rilke, como el pan de cada día, la propia planificación o la

palabra propia.


O la propia versión del que, por ejemplo, dice:

…el largo filamento que dejaba un caracol en el patio: iba de hoja en hoja inspeccionando todo, lenta y concienzudamente, como si tuviera el deber de informar su paso por la tierra, con su enorme memoria de animal milenario. Inmóvil ante una hoja caída, bajo el toldo que paraba el sol del verano, y nada se movía en el patio, sólo que para mí la vida era un túnel por el que soplaba un viento feroz, un arrebato que me llevaba a la otra punta: yo era succionado por la gran ventilación y aparecía con el pelo revuelto y los ojos fuera de órbita en la otra punta del mundo y yo no estaba aquí sino allá, donde la vida no tenía la meditación ceremoniosa y sabia del caracol sino el oleaje del caballo en el momento de saltar. Yo era el caballo viviendo en el caracol.

(De El punto más lejano)