jueves, 28 de noviembre de 2013
martes, 19 de noviembre de 2013
Noviembre en Lecturas en el CCC
Jorge Consiglio nació en 1962. Es licenciado en Letras por
Poemas:
Selección de poemas de Intemperie (2006)
No
como dejar de ser
lo que la realidad demanda.
Desconoce la vejez
como apariencia del tiempo,
la forma ovalada de su cráneo, las uñas,
el gusano eventual que mañana
arderá en su paladar.
Es metódico presente,
sombra acorralada.
Cuenta con el límite de su ánimo:
está cómoda en el íntimo teatro del miedo.
Ahora muerde un trozo de pan.
En la boca, puro holocausto,
trabaja su lengua y la secreta circunstancia
de la saliva.
Mastica, vale decir, con un aire ausente.
Está inmóvil en su cueva.
Tiene la mirada fundada
en la economía y el sigilo.
Vive corrida
por el desesperado índice de su deseo.
Al perpetuo abrigo de la huella que amenaza.
A cielo abierto
Trepa por una viga y se aleja.
La madera se ofrece
dócil al roce de su piel.
Si bien el cielo es duro y limpio
sabe que la intemperie
determina engaños: no existe lo que llaman soledad.
La memoria del hambre
determina su rumbo.
El bigote rígido y la leve tristeza
que le describe el cuerpo,
lo dicen.
Está andando sobre un techo y de pronto se detiene.
Levanta apenas la cabeza, yergue las orejas:
distingue el día.
Ve la brumosa claridad que se aprieta
contra el mundo.
Ni por un momento olvida
la piedra oscura que guarda en el vientre.
Lo imposible
La veo tan cerca que creo
aceptaría mis manos.
El engaño, como a todos, me vasta.
Mueve la cabeza,
intenta oler aquello que ocurre y no ve.
Parece que dijera pérdida o consuelo.
Parte su camino: un mamífero más que deambula a ciegas.
No hay manera de anticiparle el rumbo.
Cuenta con el mismo sentido
que el líquido que se derrama.
Tiene el paladar impregnado
con el almíbar de los desechos.
Ahora se sumerge en un silencio
que ella misma no tiene y
se aferra a sus entrañas.
Conoce, y no lo sabe,
el horror desde donde nadie lo mira.
Abre el oscuro cofre de su boca,
se relame, con la lengua
repasa el confín de sus labios.
Su aliento desestima
toda peregrina idea,
sea o no de eternidad.
miércoles, 30 de octubre de 2013
miércoles, 16 de octubre de 2013
Rafael Felipe Oteriño
Rafael Felipe Oteriño
Premio Konex 1994: Poesía: Quinquenio 1989 - 1993
Nació el 13/05/1945. Poeta. Publicó los siguientes libros de poesía:
Altas lluvias (1966), Campo visual (1976), Rara materia (1980), El príncipe de la fiesta (1983), El invierno lúcido (1987), La colina (1992), Lengua madre (1995), El orden de las olas (2000), Cármenes (2003), Ágora(2005).
En 1997 publicó su Antología poética y en 2009 reunió su obra en el volumen En la mesa desnuda. Miembro de la Academia Argentina de Letras y Profesor de la Universidad Nacional de Mar del Plata y de la Universidad Fasta. Fue también Juez en Mar del Plata durante más de 30 años. Recibió los Premios del Fondo Nacional de las Artes (PK) (1966), Coca-Cola en las Artes y en las Ciencias (1983), Primer Premio de Poesía de la Secretaría de Cultura de la Nación (1985 y 1988), Consagración de la Legislatura Bonaerense (1996), Premio Nacional Esteban Echeverría (2007) y el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía (2009).
Poemas de Rafael Oteriño
NOSOTROS
En estos muros hubo nieve.
Estas guardaron los cuerpos más de un invierno.
Este techo era altísimo: tocaba el cielo.
Esta puerta se abrió a mi paso antes de que vinieras.
Esta casa fue nuestra casa.
Estas guardaron los cuerpos más de un invierno.
Este techo era altísimo: tocaba el cielo.
Esta puerta se abrió a mi paso antes de que vinieras.
Esta casa fue nuestra casa.
Nada desconocido puede sucederme ahora.
Lo que me cuida, lo que me protege, pagado está.
Ninguna infancia es más numerosa que su recuerdo.
Incluso el presente podría haber sido adivinado.
Ayúdame a decir: no temo.
Lo que me cuida, lo que me protege, pagado está.
Ninguna infancia es más numerosa que su recuerdo.
Incluso el presente podría haber sido adivinado.
Ayúdame a decir: no temo.
¿Adónde nos conocimos? ¿En qué levantada mano no
estabas?
Nosotros marchábamos ligero, ligero;
las cosas iban quedando atrás despacio, despacio.
Debió hacerse noche para que nos viéramos:
ahora todo se ha vuelto casa, incluso el mar.
A S.
estabas?
Nosotros marchábamos ligero, ligero;
las cosas iban quedando atrás despacio, despacio.
Debió hacerse noche para que nos viéramos:
ahora todo se ha vuelto casa, incluso el mar.
A S.
(Del libro Lengua madre, 1995)
MARCHAMOS
Marchamos porque queremos el viento
de la mañana en los ojos.
Marchamos porque la negra noche
nos llama desde muy atrás,
y no queremos ir
y no queremos hundirnos
en su negra piel.
Marchamos por piedad,
por desobediencia marchamos.
Marcha el hijo, marcha la madre,
todos marchamos.
Y en la soledad de una piel
y otra piel,
un hilo de luz nos conduce más lejos,
una falla del planeta
en la que nos volvemos a mirar
sin reconocernos.
de la mañana en los ojos.
Marchamos porque la negra noche
nos llama desde muy atrás,
y no queremos ir
y no queremos hundirnos
en su negra piel.
Marchamos por piedad,
por desobediencia marchamos.
Marcha el hijo, marcha la madre,
todos marchamos.
Y en la soledad de una piel
y otra piel,
un hilo de luz nos conduce más lejos,
una falla del planeta
en la que nos volvemos a mirar
sin reconocernos.
(Del libro La colina, 1992)
VISITANTE DE LA NOCHE
Toda la noche hemos estado velando,
los cerrojos están a punto de estallar
de tantas vueltas que hemos dado a las llaves;
la ropa fue recogida y guardada en los cajones
y nada ha quedado afuera, sólo una luz encendida
para aventar sospechas.
Y ahora que amanece,
¿qué forma tendrá aquello que guardábamos?,
¿quién nos puede decir
que no estuvo la noche entera al pie de nuestro lecho?
los cerrojos están a punto de estallar
de tantas vueltas que hemos dado a las llaves;
la ropa fue recogida y guardada en los cajones
y nada ha quedado afuera, sólo una luz encendida
para aventar sospechas.
Y ahora que amanece,
¿qué forma tendrá aquello que guardábamos?,
¿quién nos puede decir
que no estuvo la noche entera al pie de nuestro lecho?
(Del libro Rara materia, 1980)
ROBINSON
III
III
En todo momento he pensado en ti:
te he visto en sueños con la carpa blanca de los que
se despiden,
te he cruzado de noche con la sonrisa de los
desesperados:
los ojos muy abiertos como si todavía quedara
alguna revelación.
Y he recordado de qué manera inventabas noticias
del otro lado del mar;
cómo buscabas cada día el leve abrazo del amor:
cimas momentáneas, momentáneas auroras.
te he visto en sueños con la carpa blanca de los que
se despiden,
te he cruzado de noche con la sonrisa de los
desesperados:
los ojos muy abiertos como si todavía quedara
alguna revelación.
Y he recordado de qué manera inventabas noticias
del otro lado del mar;
cómo buscabas cada día el leve abrazo del amor:
cimas momentáneas, momentáneas auroras.
Sé que ahora mismo cruzas sobre las aguas
como el pastor en la planicie desnuda,
como el guardián con su hato de llaves,
como el que busca inútilmente la luna con un
candil
Y sé que nada de eso encontrarás porque se ha
Perdido,
porque tu lengua se ha vuelto demasiado extraña.
Y no sé si el tiempo o el espacio te lo devolverá.
como el pastor en la planicie desnuda,
como el guardián con su hato de llaves,
como el que busca inútilmente la luna con un
candil
Y sé que nada de eso encontrarás porque se ha
Perdido,
porque tu lengua se ha vuelto demasiado extraña.
Y no sé si el tiempo o el espacio te lo devolverá.
(Del libro El invierno lúcido, 1987)
EL NADADOR
El ágil golpe de piernas, la zambullida, los brazos
girando acompasados mientras la orilla queda atrás,
demostrarían, a primera vista, felicidad,
triunfo sobre lo natural estable;
sólo que el cuerpo ignora setenta metros de oscuras
aguas debajo
y peces que ríen del esfuerzo torpe, sin dirección,
y barcos que se bambolean repitiendo: “todo vuelve
a sus legítimos dueños”
y líquenes ganados por una pereza fantasmal
y la estrella, por fin, en el lecho que tanto buscó,
mientras en la superficie el nadador nada, nada
girando acompasados mientras la orilla queda atrás,
demostrarían, a primera vista, felicidad,
triunfo sobre lo natural estable;
sólo que el cuerpo ignora setenta metros de oscuras
aguas debajo
y peces que ríen del esfuerzo torpe, sin dirección,
y barcos que se bambolean repitiendo: “todo vuelve
a sus legítimos dueños”
y líquenes ganados por una pereza fantasmal
y la estrella, por fin, en el lecho que tanto buscó,
mientras en la superficie el nadador nada, nada
(Del libro Rara materia, 1980)
ESA MAÑANA
Esa mañana, al despertar,
pensé en la semilla que se pierde,
en la que da frutos;
pensé en el revés de la hoja,
en la hoja entera que da su mirada al sol;
pensé en la rama que no alcanza
más allá de los techos
y no puede ver el mar;
pensé en la cola de pez que se agita en la arena,
en la pluma de pájaro que la desafía;
pensé en la cuerda que se estira
y en la cuerda que se corta;
en la lágrima que resiste
y en la que se derrumba y penetra en la tierra;
pensé en el jardín que se seca
y en el jardín que florece en el tiempo
y vuelve cada noche
a dibujar el mapa de nuestro valor;
pensé en un rey, en su reino;
en una puesta de sol, en el sol;
pensé en las piedras blancas que rodean mi casa.
Pensé y lloré.
pensé en la semilla que se pierde,
en la que da frutos;
pensé en el revés de la hoja,
en la hoja entera que da su mirada al sol;
pensé en la rama que no alcanza
más allá de los techos
y no puede ver el mar;
pensé en la cola de pez que se agita en la arena,
en la pluma de pájaro que la desafía;
pensé en la cuerda que se estira
y en la cuerda que se corta;
en la lágrima que resiste
y en la que se derrumba y penetra en la tierra;
pensé en el jardín que se seca
y en el jardín que florece en el tiempo
y vuelve cada noche
a dibujar el mapa de nuestro valor;
pensé en un rey, en su reino;
en una puesta de sol, en el sol;
pensé en las piedras blancas que rodean mi casa.
Pensé y lloré.
(Del libro La colina, 1992)
martes, 24 de septiembre de 2013
jueves, 12 de septiembre de 2013
Poemas de Vicente Muleiro
Regalaban
Que
regalaban loque
se
perdían
como
si no alcanzar fuera una dote
atesorada
para repartir:
“te
regalo
la niebla, el horizón
te
regalo la luna magrebí”
así
los héroes eran
un
puro dar con el vacío a sus pies.
Caían
Que
caían entonces en la anónima
tristeza
de existir
y
poco se entendía
tanto
desentenderse
horas
crucificadas debajo de la almohada
la
nada en contraorgasmo
en
virus colorido de la televisión
al
levantarse
sacudíanse
como patos
a
la vera del mundo
y
un solo haz de luz
era
rellana luz.
Entornaban
Que
entornaban el tiempo
conseguían
una
escapada por la puerta 2
y
ausentábanse así de las propuestas
que
les tiraban para bombardear:
en
querer se esforzaban
en
buscar el resquicio y en rajar.
Escribían
Que
escribían poesía
y la
guardaban
que adormecí
an
palabras en cajones
que
en su vida latente lloviznaban
a
nadie, nadie, nadie
hasta
que qué
hasta
que alguien leía
y
diluviaba de certezas rotas
*Los
goliardos
(Ediciones en Danza, 2012) es el séptimo libro de poemas de Vicente Muleiro, escritor y periodista también
reconocido como novelista, ensayista y dramaturgo. Este nuevo trabajo
poético del autor Boleros
y Pimienta negra
aborda como temática central la vida y obra de los goliardos, los clérigos
medievales libertinos dedicados a las artes y los placeres mundanos. Con humor,
lirismo y originalidad el autor evoca venturas y desventuras de una cofradía
que exaltaba los goces terrenales y las pasiones humanas desde la poesía, el
canto y la vida licenciosa.
Vicente Muleiro en el CCC

Biografía
|
Vicente Muleiro nació en Buenos Aires en 1951. Es escritor y periodista. Publicó seis libros de poesía: Para alguien en el mundo estamos lejos (1978), Boleros (1982), Pimienta negra (1990), El árbol de los huérfanos (2000), Milongas de modo tal (2003) y Ondulaciones (2009). En Costa Rica publicó la antología El maratonista (2006). Como novelista publicó Quedarse con la dama (1994), Sangre de cualquier grupo (1996), Cuando vayas a decir que soy un tonto (2004, finalista del Premio Planeta 2003), y La balada de asador (2006). También escribió los libros para chicos Don Perro de Mendoza (2003), Los cachorros de Don Perro (2007), Cacao del mar (2009), Los guerreros de French (2010) y Los cuentos de don Vicente Nario (2010). Es coautor del ensayo periodístico El dictador (2001, junto con María Seoane) y de 1976, El golpe civil. Como dramaturgo estrenó Vidé/La cinta fija ( 2009), el Ciclo de Teatro Leído del Bicentenario (2010) y Los fantasmas de la patria (2011). Compiló y prologó las obras de los poetas Roque Dalton, Con manos de fantasma (1998) y de Antonio Gamoneda, Lengua y herida (2002). También la antología de cuentos de boxeo De puño y letras (2001). Actualmente es subdirector de Radio Nacional. Fue premiado por la Fundación Antorchas, El Fondo Nacional de las Artes y la Secretaría de Cultura de Buenos Aires, entre otras instituciones y recibió el Premio de Periodismo Rey de España en 1998.
miércoles, 28 de agosto de 2013
Coplas en el CCC
Un invitado sorpresa: el autor de Doña Ubensa |
Registros en video de la participación de MarianaCarrizo y Chacho Echenique AQUÍ
martes, 6 de agosto de 2013
27/8 - Mariana Carrizo
Mariana Carrizo nació en Angastaco, una pequeña población rural ubicada en los Valles Calchaquíes, en la provincia de Salta. Allí vivió con su abuela hasta los cinco años, cuando se mudó a San Carlos (Salta), cerca de Cafayate.
Desde niña se inició en el arte de la copla andina, arte milenario del noroeste argentino cultivado casi exclusivamente por mujeres. A los trece años le regalaron un casete de coplas recopiladas por Leda Valladares y tomó la decisión de dedicarse a la música, frente a la oposición de su familia que pretendía que se hiciera monja católica. Por esa razón dejó su casa, y comenzó a viajar por las zonas rurales con el fin de recopilar las coplas que se siguen cantando por tradición oral.
En 2004 se presentó en el Festival de Cosquín, obteniendo el Premio Consagración. Antes de ella, solo una mujer había cantado coplas en Cosquín: Leda Valladares. Ese mismo año lanzó su álbum Libre y dueña, con bagualas y coplas de recopilaciones propias y de Leda Valladares y Atahualpa Yupanqui, entre otros.
Construyó su repertorio con esas investigaciones personales, integrándolas a las pocas recopilaciones existentes, y algunas tomadas del cancionero español, antecedente de las coplas andinas. Tiene un estilo que ha sido definido como "filoso", por la autenticidad y el mensaje crítico directo de sus coplas.
Con su permiso, señores,
cuatro coplas cantaré
y aunque soy medio morocha
tal vez no los mancharé.
Para ella la copla "la copla refleja la vida cotidiana", desde las situaciones más trágicas e injustas, hasta las experiencias alegres y sensuales. Entre sus coplas se destacan las que cuestionan al machismo, llegando hasta asumir posturas feministas inusuales en el folklore, y que le han significado en alguna oportunidad ser cuestionada por algún sector del público. "Yo las canto a propósito, -dice Carrizo-, para que las mujeres sepan que no tienen que quedarse calladas. Para que no se conformen con ser más machistas que los hombres".
Casada qusiera estar,
casada por un ratito.
Casada toda la vida,
eso sí no lo permito.
Desde niña se inició en el arte de la copla andina, arte milenario del noroeste argentino cultivado casi exclusivamente por mujeres. A los trece años le regalaron un casete de coplas recopiladas por Leda Valladares y tomó la decisión de dedicarse a la música, frente a la oposición de su familia que pretendía que se hiciera monja católica. Por esa razón dejó su casa, y comenzó a viajar por las zonas rurales con el fin de recopilar las coplas que se siguen cantando por tradición oral.
En 2004 se presentó en el Festival de Cosquín, obteniendo el Premio Consagración. Antes de ella, solo una mujer había cantado coplas en Cosquín: Leda Valladares. Ese mismo año lanzó su álbum Libre y dueña, con bagualas y coplas de recopilaciones propias y de Leda Valladares y Atahualpa Yupanqui, entre otros.
Construyó su repertorio con esas investigaciones personales, integrándolas a las pocas recopilaciones existentes, y algunas tomadas del cancionero español, antecedente de las coplas andinas. Tiene un estilo que ha sido definido como "filoso", por la autenticidad y el mensaje crítico directo de sus coplas.
Con su permiso, señores,
cuatro coplas cantaré
y aunque soy medio morocha
tal vez no los mancharé.
Para ella la copla "la copla refleja la vida cotidiana", desde las situaciones más trágicas e injustas, hasta las experiencias alegres y sensuales. Entre sus coplas se destacan las que cuestionan al machismo, llegando hasta asumir posturas feministas inusuales en el folklore, y que le han significado en alguna oportunidad ser cuestionada por algún sector del público. "Yo las canto a propósito, -dice Carrizo-, para que las mujeres sepan que no tienen que quedarse calladas. Para que no se conformen con ser más machistas que los hombres".
Casada qusiera estar,
casada por un ratito.
Casada toda la vida,
eso sí no lo permito.
Algunas coplas de Mariana Carrizo
Si la mar fuera de tinta
y el cielo de papel doble
no se pudiera escribir
lo falso que son los hombres.
La mujer que quiere a dos
no es tonta sino advertida
si una vela se le apaga
la otra le queda encendida.
Y el vino se llama vino
yo me llamo tomaré
si el vinito se me acaba
yo también me acabaré.
Oiga mi amigo cantor
porqué se quiere morir
si a usted le falta la vida
y a mí me puede pedir.
En el pago donde vivo
es muy lindo pa' vivir
allá las mujeres pagan
pa' tener con quien dormir.
Si allá las mujeres pagan
pa' tener con quien dormir
yo también voy a pagarle
por ver si ha i' de resistir.
y el cielo de papel doble
no se pudiera escribir
lo falso que son los hombres.
La mujer que quiere a dos
no es tonta sino advertida
si una vela se le apaga
la otra le queda encendida.
Y el vino se llama vino
yo me llamo tomaré
si el vinito se me acaba
yo también me acabaré.
Oiga mi amigo cantor
porqué se quiere morir
si a usted le falta la vida
y a mí me puede pedir.
En el pago donde vivo
es muy lindo pa' vivir
allá las mujeres pagan
pa' tener con quien dormir.
Si allá las mujeres pagan
pa' tener con quien dormir
yo también voy a pagarle
por ver si ha i' de resistir.
jueves, 1 de agosto de 2013
domingo, 7 de julio de 2013
30/7 - Luis Tedesco
Luis Tedesco (1941) nació en Buenos Aires. Es autor de los
libros de poemas: Los objetos del miedo (Juárez Editor, 1970), Cuerpo (Cuarto
poder, 1975), Paisajes (Torres Agüero Editor, 1970), Reino Sentimental (Torres
Agüero Editor, 1985), Vida privada (GEL,1995), La dama de mi mente (GEL, 1998),
En la maleza (GEL, 2000), Aquel corazón descamisado (GEL, 2002), Lomas del
Mirador (Corregidor 2006), Hablar mestizo en lírica indecisa (2009) (Malón en
Cautiverio (Puente Activo, 2013)
Participa activamente en la vida literaria del país como
jefe de publicaciones y editor, actividades que desempeñó en Ediciones
Librerías Fausto, Editorial de la Universidad de Belgrano, ECA (Ediciones
Culturales Argentinas), EUDEBA, Torres Agüero Editor y Corregidor. Actualmente
es el Director de Nuevohacer – Grupo Editor Latinoamericano, casa editorial que
edita la revista semestral Hablar de Poesía, con dirección de Ricardo H.
Herrera.
Tal como él mismo declara se dedicó siempre a la fabricación
de libros. Se inició en 1963 en Omeba como corrector de estilo, luego diagramador
y jefe de producción. Continúa en Librerías Fausto donde traba una sólida
amistad con Lucho Torres Agüero.
Además de su producción poética ha estado siempre vinculado
a las letras como editor o jefe de publicaciones en diversas editoriales:
Librerías Fausto, Universidad de Belgrano, ECA (Ediciones Culturales
Argentinas), EUDEBA, Torres Agüero Editor y Corregidor.
Agosto en Lecturas en el CCC
LUZ
Es domingo, las seis de la tarde de un domingo de invierno. Las cosas se añaden entre sí, vagamente tumultuosas, luego se apagan. No les debo trazo de imagen, pero nada hago para salir del letargo de la casa. Veo sobre la sombra lo que la sombra ve. Muchísimo tabaco y muchísimo café se agregan al grave licor concedido a la quietud de mi cuerpo. Todo está donde debe estar, todo cayó en el lugar dispuesto por la hegemonía del Maniatar Sucesivo. Esa es la norma: preservar lo constante, restañar lo desasido de su forma. Es domingo, es una fría tardecita de invierno y anochece. Crezco y decrezco en claroscuro silencio, sin extensión, sin vorágine de lucha la encarnación que soy, esfumado contorno de alguna consistencia. Me prefiero así: impreciso, postergado, desprovisto de lámpara, lejos, por ahora, el simulacro de luz que retiene lo constante.
martes, 28 de mayo de 2013
martes, 7 de mayo de 2013
lunes, 6 de mayo de 2013
Mayo en Lecturas en el CCC: Miguel Gaya y Rafael Vasquez
Rimbaud y los perros
Durante sus correrías por
África
Arthur Rimbaud era asediado
por los perros.
Amarillos, feroces,
persistentes,
trotaban y gruñían
mezclándose en la sombra del
poeta.
Reproduciéndose a dentelladas
famélicas.
Todas las mañanas Rimbaud
llenaba sus bolsillos de
piedras afiladas
para mantener a raya a los
perros
que palpitaban
por su carroña.
Lo que iba dejando a su paso
los alimentaba.
Ruinas y hombres oscuros
rajados a latigazos
de un idioma incomprensible.
Los perros de Rimbaud lo
atormentaban.
A veces lo esperaban
echados en las galerías
y lamían sus manos.
Otras
con los pelos erizados
y las fauces rojas
lo acechaban encorvados
en la oscuridad.
Nunca supo qué le producía más
terror.
Los vio en África.
Los procreó en Roche.
En Marsella lo alcanzaron
y les dio de comer su pierna.
Adiós les dijo
al expirar.
Miguel Gaya (Ayacucho, provincia de Buenos Aires, 1953)
integró en 1979 el Grupo Onofrio de Poesía Descarnada junto con Javier Cófreces
y Jonio González. Miembro del Comité Editorial de la revista de poesía La Danza
del Ratón, desde 1981 hasta su transformación en Ediciones en Danza en 2001. En
poesía ha publicado: La vida secreta de los escarabajos de la playa (Ediciones
de la Claraboya, Bs. As. 1982), Levanta contra el viento la cabeza oscura
(Ediciones de la Claraboya, Bs. As. 1983), Colección Robin Hood (Editorial Acme
Agency, Bs. As. 1994), Siluetas en la corriente del río (Ediciones del Cronopio
Azul, Bs. As. 2000), Los Poetas Salvajes (Ediciones en Danza, Buenos Aires
2003), Lo efímero y otros poemas inestables (Ediciones en Danza, Buenos Aires
2009), Mediterráneo (Buenos Aires 2010), El alma y otros lugares (Ediciones en
Danza, Buenos Aires 2012). En novela ha publicado: Contemplar ese animal
sangriento, finalista del Premio Biblioteca Nacional 2006, y Una pequeña
conspiración, finalista Premio Novela Negra 2011.
Viejas fotografías
Uno no sabe nunca, mientras toma las fotos,
qué sentido tendrán cuando los años
nos cambien el paisaje, la ciudad, los lugares
o también las personas
que encerradas en ese cuadradito de papel que perdura
hayan envejecido o ya no estén.
Hay un recuerdo
con aire a eternidad que no se cumple
y si olvidamos anotar la fecha
sólo a veces los cambios en la edad se adivinan.
La memoria resbala por esos desencuentros
y nos perdona apenas.
Nadie llora despierto sobre las viejas fotos.
No se explica
Si uno explicara qué quiso decir con la palabra.
Si el claroscuro del poema fuera
el dibujo coherente de la anécdota:
aquí estaba el amor,
en esta mesa del bar nos encontrábamos,
esa noche fue así.
¿Dónde quedó aquel diálogo
que omitimos sabiéndolo
porque el recuerdo a veces se atesora?
La desnudez nos ilumina.
Si todo el tenue relato de expusiera
secuencia por secuencia
como una vieja película olvidada
ya no nos quedaría
más nada por decir
y llegaría el silencio.
Por eso es que el poema no se explica.
Rafael Vásquez nació en
Buenos Aires en 1930. En los años 60 integró el grupo Barrilete y el consejo de dirección de la revista del mismo nombre.
También participó junto a otros autores en el disco Buenos Aires vuelta y vuelta (1966). Entre 1982 y 1986, formó parte
del Grupo de los Siete que editó
varios cuadernillos de poesía.
Publicó los libros de poemas: La verdad al viento (1962), Apuesta
diaria (1964), La vida y los
fantasmas (1968), La piel y la
alegría (1973), Hay sol en Buenos
Aires (1975), Cercos de la memoria
(1992), Este sitio sin paz de la memoria
(2007). Además, un cuadernillo editado por la Secretaría de Educación del
Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Rafael
Vásquez-Ciclo de Poetas del 60 (2003), aproximación bio-bibliográfica sobre
el poeta desaparecido Roberto Jorge Santoro, con un apéndice documental y una
selección de su poesía.
Recibió el Tercer Premio “Evaristo Carriego” del Consejo del
escritor (1962); la Faja de Honor de la SADE (1964); Mención en el Concurso
Municipal de Literatura de la ciudad de Buenos Aires, poesía édita, bienio
1992/1993 (1998). Fue incluido en ocho antologías editadas en el país y una en
el Paraguay.
Su último libro, del que fue extraída la biografía, es
Explicaciones y retratos (2011)
miércoles, 1 de mayo de 2013
lunes, 22 de abril de 2013
sábado, 9 de marzo de 2013
Juan García Gayo
Nació en Buenos Aires en 1932. Premiado por el Fondo Nacional de las Artes, obtuvo un Tercer Premio Municipal por su libro “Cactus con flores amarillas” y el Primer Premio Municipal por “Blue Lines”. Poemas suyos figuran en discos y antologías publicadas en Argentina y España y han sido traducidos al portugués, francés, inglés y alemán.
Colaborador en diversas publicaciones dedicadas siempre a la poesía, fue codirector de la revista Nueva Crítica y, junto con el poeta Enrique Puccia, del programa radial Hojas de Hierba.
Publicó
De emblemas y viajeros,
Jardín Botánico,
Las visitas nocturnas,
Cactus con flores amarillas,
Blue Lines,
Inosha,
La Casa 10.
Tradujo, entre varios autores de lengua inglesa y portuguesa, a Emily Dickinson, Edwin Muir, Clarice Lispector, Fernando Pessoa, Adelia Prado, Ledo Ivo y Machado de Assis.
Periodista profesional, se desempeñó como secretario de redacción de La Prensa, jefe de prensa del Fondo de las Artes y de la Academia Nacional de Bellas Artes y como coordinador y jefe de redacción en las editoriales Abril y Columba.
Colaborador en diversas publicaciones dedicadas siempre a la poesía, fue codirector de la revista Nueva Crítica y, junto con el poeta Enrique Puccia, del programa radial Hojas de Hierba.
Publicó
De emblemas y viajeros,
Jardín Botánico,
Las visitas nocturnas,
Cactus con flores amarillas,
Blue Lines,
Inosha,
La Casa 10.
Tradujo, entre varios autores de lengua inglesa y portuguesa, a Emily Dickinson, Edwin Muir, Clarice Lispector, Fernando Pessoa, Adelia Prado, Ledo Ivo y Machado de Assis.
Periodista profesional, se desempeñó como secretario de redacción de La Prensa, jefe de prensa del Fondo de las Artes y de la Academia Nacional de Bellas Artes y como coordinador y jefe de redacción en las editoriales Abril y Columba.
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