sábado, 19 de noviembre de 2011

Artola y Montoya en Lecturas en el CCC

Silvia Castro - Raúl Artola



Escribo lo que surge de un-estar-atento a palabras -o imágenes destinadas a ser transmutadas en palabras- que aparecen en la conciencia en la riquísima fragilidad del instante. Darle sentido a esa fugacidad, a ese relámpago, eso es para mí la poesía. Con otro volumen y densidad de discurso interior, vale lo mismo para la narrativa, para el nacimiento de un personaje que va a decir algo, a hacer algo. O para dibujar una situación que desembocará en una historia. Siempre cito a E. L. Doctorow: escribir “es como conducir un auto en la noche; es imposible ver más allá de las luces altas, pero se puede hacer todo el viaje de esa manera”. Lo que no quiere decir que no se sepa hacia dónde vamos, pero a menudo al final del camino nos sorprendemos y en algunos casos esa sorpresa es grata. No dimos en el blanco al que habíamos apuntado, pero quizás hicimos centro en un blanco cercano.




Pablo Montoya - Carlos Aldazábal


Cansado, vuelvo a recorrer el arca. Los míos se han desmoronado en una descreencia donde no hay fondo alguno. Ya no preguntan por el fin de esta líquida travesía. El silencio instalado entre nosotros ni siquiera lo rompen los animales. Sólo me resta evocar las tierras, y los rebaños que cuidaba, y no estas especies diezmadas por el hambre y el encierro. Movido por la orden, y no por la esperanza, miro la última paloma. Dudo que pueda volar un palmo más allá de mis brazos. La tomo. La suelto para verla caer en la bruma tramada por el agua. Por qué, me pregunto, esta necedad de ir sin conocer el rumbo, y no mejor desaparecer, y olvidar el mandato de la sobrevivencia.

Pablo Montoya Viajeros. Medellín: Universidad de Antioquia, 1999.



No hay comentarios:

Publicar un comentario