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EL ÁNGEL DEL APOCALIPSIS
En el primer día
pasará el ángel que borra las motocicletas.
En el segundo día
pasará el ángel que apaga la televisión.
En el tercer día
pasará el ángel que arrasa los autos, los aviones y los barcos.
En el cuarto día
pasará el ángel que destruye los avisos comerciales.
En el quinto día
llegará el ángel que acalla las sirenas de ambulancias y bomberos.
En el sexto día
llegará el ángel del silencio:
solo se oirán los árboles, el mar y las estrellas.
En el séptimo día
los hombres comenzarán a hablarse nuevamente, suavemente,
cara a cara.
pasará el ángel que borra las motocicletas.
En el segundo día
pasará el ángel que apaga la televisión.
En el tercer día
pasará el ángel que arrasa los autos, los aviones y los barcos.
En el cuarto día
pasará el ángel que destruye los avisos comerciales.
En el quinto día
llegará el ángel que acalla las sirenas de ambulancias y bomberos.
En el sexto día
llegará el ángel del silencio:
solo se oirán los árboles, el mar y las estrellas.
En el séptimo día
los hombres comenzarán a hablarse nuevamente, suavemente,
cara a cara.
(De El Alegre Apocalipsis, 1995)
NUEVO SERMÓN DE LA MONTAÑA
Bienaventurados los pobres de verdad, porque no han sido corrompidos.
Bienaventurados los mansos, porque son los únicos que nos pueden
proteger de los violentos.
Bienaventurados los que lloran y cantan, porque el dinero no los ha
anestesiado.
Bienaventurados los ciegos, porque no pueden leer los diarios ni mirar la
televisión.
Bienaventurados los sordos, porque no los alcanza el estrépito.
Bienaventurados los desconocidos, porque nos salvan de los famosos.
Bienaventurados los que ayudan, porq eson demasiados pocos.
Bienaventurados los que callan.
Bienaventurados los desesperados, porque nos enseñan la verdad.
ALABANZA DEL CAFÉ DE LA ESQUINA
Esa que atiende el bar nunca pidió una coima.
Aquél en la ventana no ha secuestrado a nadie.
El muchacho en la mesa del fondo no trafica cocaína.
La adolescente en esa esquina no se prostituye.
Una señora lee el diario y otra, más lejos, un libro de Neruda.
El chico que ha entrado a mendigar no piensa en asaltarnos.
Ese viejito fuma; mira el aire y los árboles.
La música es tan suave que deja oír a los zorzales.
Un mozo limpia los espejos con cariño y energía.
Entra el sol por la puerta.
Yo estoy escribiendo estas palabras.
Hemos fundado una pequeña republica de paz en un mar
de tiburones y pirañas.
Los poderosos pasarán pero yo sé que mi café es eterno.
Bienaventurados los pobres de verdad, porque no han sido corrompidos.
Bienaventurados los mansos, porque son los únicos que nos pueden
proteger de los violentos.
Bienaventurados los que lloran y cantan, porque el dinero no los ha
anestesiado.
Bienaventurados los ciegos, porque no pueden leer los diarios ni mirar la
televisión.
Bienaventurados los sordos, porque no los alcanza el estrépito.
Bienaventurados los desconocidos, porque nos salvan de los famosos.
Bienaventurados los que ayudan, porq eson demasiados pocos.
Bienaventurados los que callan.
Bienaventurados los desesperados, porque nos enseñan la verdad.
ALABANZA DEL CAFÉ DE LA ESQUINA
Esa que atiende el bar nunca pidió una coima.
Aquél en la ventana no ha secuestrado a nadie.
El muchacho en la mesa del fondo no trafica cocaína.
La adolescente en esa esquina no se prostituye.
Una señora lee el diario y otra, más lejos, un libro de Neruda.
El chico que ha entrado a mendigar no piensa en asaltarnos.
Ese viejito fuma; mira el aire y los árboles.
La música es tan suave que deja oír a los zorzales.
Un mozo limpia los espejos con cariño y energía.
Entra el sol por la puerta.
Yo estoy escribiendo estas palabras.
Hemos fundado una pequeña republica de paz en un mar
de tiburones y pirañas.
Los poderosos pasarán pero yo sé que mi café es eterno.
AUTORRETRATO
Me fui muchas veces sin llegar del todo nunca
sin regresar nunca del todo tampoco.
Me enseñaron a ser cauta los amigos ilustres
que golpeaban a sus mujeres
y un amigo asesino que tengo, con su piel de magnolia.
Una vez hice el amor con un marinero griego
bajo un cielo invencible.
Odio a los mentirosos, los avaros y los cobardes
pero adúlteros, ladrones y vagabundos
son costumbres de mi compañía.
Los varones me temen
pero los chicos y los animales no se me resisten.
Me gusta reír con mujeres de los ridículos horrores
que los hombres inventan.
También el vino es de mis amigos, y en la noche la música
y las ciudades cuando oscurecen
bajo el rumor callado de mis pasos.
Sueño a menudo con pájaros, gatos y caballos
y con seres y cosas que se perdieron solo en apariencia
y reaparecen con gloriosa fidelidad.
La vida es una lengua demasiado enigmática
para seres humanos
y la pena de descifrarla acaso más alta
que el esplendor de todo abrazo.
Me fui muchas veces sin llegar del todo nunca
sin regresar nunca del todo tampoco.
Me enseñaron a ser cauta los amigos ilustres
que golpeaban a sus mujeres
y un amigo asesino que tengo, con su piel de magnolia.
Una vez hice el amor con un marinero griego
bajo un cielo invencible.
Odio a los mentirosos, los avaros y los cobardes
pero adúlteros, ladrones y vagabundos
son costumbres de mi compañía.
Los varones me temen
pero los chicos y los animales no se me resisten.
Me gusta reír con mujeres de los ridículos horrores
que los hombres inventan.
También el vino es de mis amigos, y en la noche la música
y las ciudades cuando oscurecen
bajo el rumor callado de mis pasos.
Sueño a menudo con pájaros, gatos y caballos
y con seres y cosas que se perdieron solo en apariencia
y reaparecen con gloriosa fidelidad.
La vida es una lengua demasiado enigmática
para seres humanos
y la pena de descifrarla acaso más alta
que el esplendor de todo abrazo.
Soy yo así a mis cuarenta y ocho años, solitaria y deslumbrada.
Hombres de poca fe, yo elegí la mejor parte.
Hombres de poca fe, yo elegí la mejor parte.
Textos extraídos da antologia POESÍA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA,Tomo I, Parte Decimoséptima, da Fundación Argentina para la Poesía. Buenos Aires, 2008.