jueves, 7 de mayo de 2015
Mayo en el CCC: Pablo Queralt
7
esos instantes que sacan el azul
del cielo escucho sus cisnes hasta
el silencio de oro en el talión del
brillo
ese mar respirando encima del
secreto de la otra orilla.
El universo venía ahí
como un vals en su marea
siempre descubriendo algo
en el mapa de las yemas
al ras de esa vida mientras
ocurre la realidad
la sed del día en su agua
como una llanura una forma
de amar o ponerle peros a esa
agua que quien la encuentre
entenderá.
8
el ruido de las puertas
en el hotelito las palabras
del libro sobre el sol en los
tejados
la música de cage que no está en ese
latido
como aves flotando sobre nosotros en
la cama
mi corazón secándose día y
noche en sus venas
hasta encontrar la calma que te
estoy ofreciendo
una oscuridad aprende a vivir en
nuestras vidas
llena de palabras nuestros pasos en
un lenguaje
que nos deja en el silencio con su
horizonte de bruma.
9
cuando la casa cae desflecándose
como una mente
que no puede sostenerse con sus
buracos por el peso
del trote y levantás otra pared con
que sangre que barro
despertás del retorcijón tragando
luz entre las naranjas
del cielo mientras los árboles van
anocheciendo allí
quedan tus amigos en la puerta de
sus casas sus narices
con el motor de sus vidas frente al
río en los límites de
la posibilidad ya todo estaba
diagramado y yo me encierro
en esta cápsula
en este mar paraguayo con mi
odalisca de patio
el día de verano que salimos a nadar
mar adentro
y cuando paré ya no estabas más todo
era agua
y sol apunté al norte y a la noche
llegue a la playa
nunca más te ví, los brazos eran
plastilinas que no
cedían al temblor seria tarde por
que los chicos estaban
durmiendo.
Mayo en el CCC: Gabriela Franco
el retazo de la tragedia
dibujada en mi piel
fue escrita
con la caligrafía del corte
filo y tersura
contraste
entre dos brillos
calar la letra con la hoja
derramar la tinta
dejarse fluir
como un manojo de luz
pintar la palma de la mano
como una aldea
llevo la dejadez
delgada del extremo
llevo atadas las hojas
llevo ropa usada
comidos los bordes
como la mirada miope
sin arista ni brillo
no me desprendo
que el mundo sea el cristal
la orilla del cuerpo
el inicio de la disolución
acabo de ver el mundo
como un cristóbal
feroz
como una garra del mar
arriba el manto
agujerado de la noche
abajo la arena fría
lunar
me tendí
paralela al horizonte
una línea de flote
entre dos bóvedas
la inmensidad es un lugar
para escribir
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